tienen un arma y estan didspuestos a utilizarla...

lunes, 6 de septiembre de 2010

LA CACERIA

¿No es una paradogica ironia, el ver como de pronto, la presa se convierte en el cazador?

En este caso, la premura con la que rellenas tu cargador te ha hecho pillarte un guante con el cerrojo de tu arma, y ahora no puedes disparar, ya no, ahora es el momento de pararse por un instante, respirar hondo, y pensar que proceso cognoscitivo llevarás a cabo para poder soltarlo, recargar por fin, y conseguir tu ansiada presa.

Este es el momento de dejar a un lado tus ansias de conseguir un trofeo, tus ganas de poder mostrar una figura bonita en una pared, y de solucionar un problema, un problema de roles, claro está... y ahora la presa te mira fijamente, desde el claro del bosque en el que minutos antes estaba destinada a morir, y ahora sabe que su funeral se aplaza, que posiblemente otra vez será, pero que hoy, no será su último día.

Ahora la presa, que ya había asumido con relatíva consideración una muerte anunciada, se replantea la situación, y es ella quien decide tomar las riendas en este episodio. Tú, cazador, levantas la visión de tu guante, y, sin saber como reaccionar, ves al ser que iba a ser tu victima, como se dirige hacia a ti, con la certeza de una frase de infalible credibilidad, con la prisa del infante que no llega a clase, con la rabia de un bebé que ansía su alimento, y ese es el momento de la colisíon; tu mundo se derrumba, todos los pilares sobre los que asentabas tu aparentemente estable existencia se caen, y en ese momento, te das cuenta de que has perdido la partida.

No eres consciente del tiempo que ha pasado desde tu último recuerdo, no eres consciente del ultimo instante de tu existencia. Ahora solo puedes sentir las desdibujadas nubes del cielo gris siendo enmarcadas por el paspartúz de las últimas ramas de los arboles, eso, y el metalico sabor a sangre en tu boca. En este momento todo pasa a un segundo plano, el resto de fotogramas que constituían tu vida se queman poco a poco ante tu impotente presencia, y en ese momento, reconociendo tus errores, te das cuenta de la ironica paradoja en la que se ha convertido tu incuestionable vida, ahora si, es el momento de recuperar la movilidad y reflexionar acerca de lo que puede ser tu futuro, con, o sin cacería, con o sin presa, pero al fin y al cabo, tu vida.